EL CONSEJO NIBIRUANO
POR JELAILA STARR – Mayo 13, 2002
Anita Manasse – estrellam@...
POR JELAILA STARR – Mayo 13, 2002
Anita Manasse – estrellam@...
Perder peso es una cosa extraña y un gran misterio para muchos de nosotros. ¿Qué es lo que nos hace perder peso? ¿Qué es lo que nos hace aumentar de peso? Parece que existen tantas respuestas como hay personas. En este artículo deseo compartir con ustedes una perspectiva que me ha permitido perder peso y al mismo tiempo hablarles sobre una parte del viaje que me Ilevó a ese punto. Esto es multidimensional así que estén preparados pare que algunas de sus creencias se vean destrozadas porque parece que ese es el caso cuando demos un paso fuera de la "caja" y miramos a las cosas desde una perspectiva mes elevada, o a partir de "un escenario mes grande". Pero, como siempre, utilicen su discernimiento y si alguna cosa de lo que escribo no resuena con ustedes por favor siéntanse libres de desecharla.
La mayor parte de mi vida fui una de esas personas afortunadas que no necesitan preocuparse por el peso. Podía comer un litro de helado en el desayuno y no subir ni una onza. Esto cambio una vez que me embarqué en el Sendero Espiritual en 1994. AI principio se trató de una fluctuación de 3 a 5 libras, pero luego aumentó, una vez que me tome más en serio al crecimiento espiritual, y en 1996, para poder ascender, empecé a hacer una compensación emocional conciente. Dos años mes tarde conocí y me casé con Jonathan, mi compañero de vida. A partir de ese momento, mi peso aumentó hasta que había subido casi 30 libras. Para mi eso era trágico ya que disparaba todos mis miedos de niña de ser ridiculizada y que la gente se burlara de mi, de la misma manera que mi madre lo había hecho. Probé con algunas dietas, usando la dieta de alta proteínas y bajos carbohidratos; Ia dieta del agua en la que una bajé la mitad del peso corporal en onzas de agua, cada día, y otras dietas mes.
Cada vez perdía unas cuantas libras pero rápidamente las subía una vez que dejaba la dieta. Probé hacer ejercicio, pero a los dos días solía lastimarme un músculo. También probé hacer yoga durante 90 minutos del yoga Bikram que se hace en una habitación con temperatura de 105°F durante 90 minutos 4 veces por semana. La primera vez que entré al estudio sentí el intenso calor y pensé: "¡Dios mío, debo estar loca!" El sobrepeso no merece este tipo de abuso".
Aun así perseveré y eso me ayudó más que otras opciones y realmente tonifico mis músculos, pero me di cuenta que no podía hacerlo cuatro veces por semana. No estaba emocionalmente lista para eso. Cada cosa que probaba ayudaba un poco, pero una vez que la dejaba el peso regresaba.
Consulté con mis guías varias veces a través de los años acerca de este asunto y cada vez me decían que el peso no tenía nada que ver con lo que comía y si mucho con mis emociones. "Está bien", me pregunté yo misma, "¿Qué significa eso?". Mis guías tienen una marcada inclinación a darme una respuesta de dimensiones superiores y luego observar como voy a descifrarlo. A veces pienso que ellos lo disfrutan demasiado. En fin, utilizando los principios multidimensionales que altos me habían enseñado especulé que ello significaba que yo debía encontrar el mérito contenido en esa grasa adicional ya que uno de sus principios primarios era que "todo tiene un valor". Así que, la grasa estaba ahí para protegerme de alguna manera y, por lo tanto, la protección tenía su valor.
Escribí un artículo titulado, "El Mérito de estar Gordo" basado en este descubrimiento. Eso me ayudó, pero no resolvió completamente mi problema de peso de ese momento por lo que continué mi búsqueda para encontrar una manera de perderlo ahora.
Durante otra solicitud de ayuda qua hice mis guías me dijeron, en respuesta a mi pregunta de “Cómo perder peso”, que tenía que amar primero esta grasa y una vez que lo hiciera el peso se eliminaría. A esto replique, "¿Están ustedes locos? ¿Han perdido la cabeza o tienen acaso una que puedan perder? Eso tiene que ser Ia cosa más ridícula que pudieron haberme dicho. ,Como pueden esperar qua cualquier persona ame estar gorda?" Si, estaba yo un poco molesta.
Pero, de nuevo, usando los principios multidimensionales que me habían enseñado me propuse aprender a amar mis 30 libras de grasa. "¡Ah, que divertido!" pensé para mi. " Ya podían haberme dicho, 'aprende a amar el estar recogiendo heces de perro'. Fue tan difícil para mi que me rendí varias veces antes de comprenderlo verdaderamente. Ellos me habían enseñado que el amor, el verdadero amor, no es una versión de co-dependencia, es un sentimiento que expresamos a través
de nuestro comportamiento. Está formado por cuatro componentes: confianza, bondad, permitir y aceptar. Por lo tanto, si amaba mi grasa podía expresar este sentimiento como:
Confiar en que mi Alma y mi Niño Interno sabían que estar gorda era para mi mayor beneficio, aceptar que eso tiene un valor y que el valor es la protección,
permitir que esté ahí y no tratar de deshacerse de la gordura porque es de gran valor,
y, mostrar a mi cuerpo la bondad al comprarme ropa muy linda, costosa, tres tallas arriba de mi tata normal con la intención de usarla por el tiempo que fuera necesario.
El permitir y aplicar la bondad fueron los más difíciles porque iban en contra de todo lo que se me había enseñado acerca de estar gorda. Aprender a amar mi gordura fue una tarea mucho más difícil de lo que hubiera imaginado y me tomó un par de años comprenderlo, pero, finalmente, llegué hasta allí utilizando los principios multidimensionales. Finalmente me relajé, comí adecuadamente, me vestí mejor y dejé de obsesionarme acerca de mi peso. ¡Un milagro por cierto! Y el peso permaneció.
Durante ese tiempo hubo grandes cambios en nuestras vidas al mudarnos desde Los Ángeles de regreso a Kansas City a principios del 2001. Un poco después, recibí otra pista para poder resolver el misterio de cómo perder peso.
Desde hacía tiempo sabía que el Ego/Niño Interno jugaba un rol en el aumento de peso pero no sabía exactamente cómo. Mis guías me habían enseñado la perspectiva multidimensional del Ego/Niño Interno y me habían explicado que el Ego era lo mismo que el Niño Interno y que una vez que me diera cuenta de esto podíamos experimentar el auto-amor ya que amarse a sí mismo es la experiencia de querer y procurar el Ego/Niño Interno. Escribí un artículo acerca de eso también. Se titula “¿Acaso es lo mismo el Niño Interno y el Ego?” Si, ellos me dan las cosas y yo las escribo. Ese es mi trabajo.
También explicaron que el Ego/Niño Interno (o, para abreviar: Ego/NI) se ve a sí mismo como nuestro cuerpo físico. ¡Esta fue una excelente pista! Eso significaba que cada vez que yo miraba mi pequeño cuerpo regordete en el espejo y sentía disgusto, mi Ego/NI experimentaba ese sentimiento de estar disgustada con él. También me enseñaron que el único propósito del Ego/NI es la sobrevivencia en el momento y a toda costa. Eso significaba que cada vez que me disgustaba acerca de mi peso mi pequeño Ego/NI entraría en acción y haría algo que me hiciera sentir mejor en ese momento, para que volviera a amarlo de nuevo. Eso se traducía en comer papas fritas o cualquier otra forma de alimento basura reconfortante. Por lo tanto, mientras más a disgusto me sentía más estaba impulsada por mi Ego/NI a comer para encontrar alivio. ¡Qué terrible círculo vicioso! En virtud de que el Ego/NI vive en el momento, el impulso de comer le está pisando los talones a mis pensamientos de disgusto.
La última pieza del rompecabezas para la pérdida de peso cayó justo en su lugar hace varios meses después de que me hicieron la histerectomía y que se me dio, en consecuencia, una terapia de reemplazo hormonal natural (Natural Hormone Replacement Therapy). Aunque el usar hormonas naturales me liberó de los efectos debilitantes del Síndrome de Fatiga Crónica que había sufrido durante varios años como resultado de haberme movido demasiado rápido en el trabajo de compensación emocional, esto no era la respuesta final al tema de perder peso. Una vez más, la pieza final involucraba al Ego/NI. Esta vez tenía que ver con las reservas de energía y por primera vez esta pieza no me llegó a través de mis guías. Lo descubrí como parte del proceso natural de aprendizaje para pensar multidimensionalmente.
Había escrito el artículo titulado “Enfrentando el Miedo al Éxito”, que hablaba del miedo al éxito y utilizaba el Método para la Cuenta de Energía que mis guías me habían enseñado, pero no me dí cuenta de que podía ser aplicado a la pérdida de peso. En este artículo discutía el gasto de energía como se aplica al Ego/NI. El Ego/NI necesita una cierta cantidad de energía cada día para mantener el cuerpo vivo y funcionando apropiadamente. Cuando gastamos demasiada energía cotidianamente, agotamos aquellos niveles más allá del punto crítico. Cuando eso sucede el Ego/NI se mueve hacia lo que llamo el método de maternidad. En el método de maternidad el Niño Interno trata este gasto excesivo de energía como si fuera un embarazo. Cuando las mujeres se embarazan empiezan a aumentar de peso como una protección en contra de la inanición. El Ego/NI siente que está sufriendo de inanición porque demasiada de su energía está yendo hacia otros.
Normalmente hacemos esto porque tememos que si no damos esta energía “al estar o ser para ellos” de alguna manera no vamos a ser amados y aceptados por aquellos a quienes se la estamos dando. Cuando damos este nivel de energía generalmente somos co-dependientes y estamos, de alguna manera rescatando emocional o físicamente a otra persona. El Ego/NI ve cada uno de estos individuos como bebés a quienes estamos alimentando. En otras palabras, mientras más personas cuidemos más bebés existen a los ojos del Ego/NI. En esta conciencia o mentalidad de cuidar al otro el NI tomará cerca del 90% de cada bocado que pones en tu boca y lo va a almacenar como grasa. Cuando vas más allá de tus límites energéticos, el Ego/NI extraerá de estas áreas de almacenamiento la energía que deseas tomar para otros para que puedas sobrevivir y para que continúes amándolo. Por cierto, esto se aplica tanto a hombre como a mujeres. El Ego/NI no ve ninguna diferencia entre el hombre y la mujer, o a los bebés que está alimentando o la energía que está gastando. Esto también se enlaza cuando se está trabajando en demasía o en la falla para delegar.
Tuve que hacer una muy buena revisión en mi para ver dónde estaba yo cuidando todavía. Ahora bien, aquellos de ustedes que han leído mis libros saben perfectamente que me considero como la reina de los cuidadores. ¡Nadie puede rescatar a otros mejor que yo! (risas). Rápidamente pude formular una lista de personas a quienes estaba cuidando de una manera o de otra, en algunas áreas de mi trabajo, en donde necesitaba desesperadamente delegar tareas y responsabilidades a otros.
Antes de continuar déjenme explicar lo que quiero decir por “cuidar” (también vigilar, custodiar). Cuidar en este contexto significa hacer por los otros algo que ellos pueden y deben hacer por ellos mismos. Otra palabra que se puede utilizar es capacitar o facilitar. ¡Caray, aprender cómo no tomar el poder del otro al querer rescatarlo es una tarea difícil para mi! Fui madre desde los 6 años al tener que cuidar de mis hermanos menores. Aprendí a muy tierna edad que el que mis padres me aceptaran dependía de mi habilidad para mantener a mis hermanos menores limpios, a salvo y sin problemas. Mientras mejor lo hacía más me aprobaban. Así que, para mi, el amor y la aceptación estaban atados a la maternidad.
Aprender a deshacer esta creencia ha sido un largo y difícil viaje. Tuve que sentarme y utilizar otros métodos que mis guías me estaban enseñando. Le llamo “El Método de los Derechos/Necesidades/Límites”. Para poder dejar de cuidar/facilitar tuve que ver muy claramente cuáles eran mis derechos como humano, como madre y como mujer, cuáles eran mis necesidades basadas en aquellos derechos y cuáles eran mis límites basados en esas necesidades.
Tomé tres hojas de papel, tracé una línea a la mitad. Del lado izquierdo de la primera hoja escribí, “¿Cuáles son mis derechos?” Del otro lado escribí “¿Cuáles derechos no están siendo honrados?”. En la segunda hoja escribí, “¿Cuáles son mis necesidades y cuáles necesidades no están siendo alcanzadas?”. En la tercera hoja escribí, “¿Cuáles son mis límites y cuáles son los límites que no se están manteniendo?”. Esto fue realmente algo que me abrió los ojos, pero lo más importante fue que me permitió identificarme ahí en donde daba mi energía a otros para poder ser amada y aceptada. Sin este paso, no podía empezar a cuidar realmente de mi Ego/NI porque, por así decirlo, no sabía, dónde o cómo se estaba fugando mi energía. Hacer ese ejercicio me ayudó a precisar el donde y el cómo. ¡Qué estupendo regalo me dieron mis guías! Casi compensó esa respuesta de Amor. (sonrisa).
Una vez que tuve ya muy claro en dónde iba todavía a seguir cuidando y pude dar un paso para establecer los límites, proseguí hasta el paso final de hacer acuerdos. Los acuerdos, tal como he aprendido, son cómo le decimos a los otros, cuáles son nuestras necesidades y límites para que estos no se conviertan en expectativas ocultas. Los he hecho con mi Ego/NI, mi esposo, mi hija, mis amigos, mis clientes y socios en los negocios. Tener acuerdos me permitió honrar mis límites energéticos y ganar el apoyo de los demás al estar haciendo esto.
Conforme avanzaba noté que mi cuerpo empezaba a responder y dejaba ir las libras de grasa adicionales. Hoy día he bajado a la talla 8 de la 12 que tuve. No he hecho ejercicio un mes porque mi bicicleta para ejercitarme está esperando ser reparada, y he estado comiendo alimentos basura casi todas las noches y no he subido ni una onza. Así que, mis guías tenían razón, el problema no es lo que comes, tiene que ver con tus emociones y cómo manejas esas emociones energéticamente.
Seguiré haciendo ejercicio y trataré de comer adecuadamente, pero me doy cuenta que la pérdida de peso o el aumento de peso no se verá afectado en gran medida por lo anterior. Todavía hay mucho más en esta historia, más pequeños detalles que hacen que todo esto tenga sentido, pero este artículo ya es demasiado largo así que guardaré el resto para grabar una audiocinta.
Espero que este artículo los ilumine, los inspire y dé alivio a aquellos que actualmente tienen sobrepeso. Amar a tu Ego/NI... realmente amarlo, te brindará mayores recompensas que todas las dietas, pastillas para adelgazar y horas en el gimnasio juntas. Para mi, el descubrir este conocimiento multidimensional acerca del Ego/NI fue no sólo una solución a mi problema de peso, se convirtió en otra avenida para sentir amor por uno mismo y, por lo tanto, para ascender, y ¿acaso no es eso lo que todos queremos?
En Servicio,
Jelaila Starr
El Consejo Nibiruano
La mayor parte de mi vida fui una de esas personas afortunadas que no necesitan preocuparse por el peso. Podía comer un litro de helado en el desayuno y no subir ni una onza. Esto cambio una vez que me embarqué en el Sendero Espiritual en 1994. AI principio se trató de una fluctuación de 3 a 5 libras, pero luego aumentó, una vez que me tome más en serio al crecimiento espiritual, y en 1996, para poder ascender, empecé a hacer una compensación emocional conciente. Dos años mes tarde conocí y me casé con Jonathan, mi compañero de vida. A partir de ese momento, mi peso aumentó hasta que había subido casi 30 libras. Para mi eso era trágico ya que disparaba todos mis miedos de niña de ser ridiculizada y que la gente se burlara de mi, de la misma manera que mi madre lo había hecho. Probé con algunas dietas, usando la dieta de alta proteínas y bajos carbohidratos; Ia dieta del agua en la que una bajé la mitad del peso corporal en onzas de agua, cada día, y otras dietas mes.
Cada vez perdía unas cuantas libras pero rápidamente las subía una vez que dejaba la dieta. Probé hacer ejercicio, pero a los dos días solía lastimarme un músculo. También probé hacer yoga durante 90 minutos del yoga Bikram que se hace en una habitación con temperatura de 105°F durante 90 minutos 4 veces por semana. La primera vez que entré al estudio sentí el intenso calor y pensé: "¡Dios mío, debo estar loca!" El sobrepeso no merece este tipo de abuso".
Aun así perseveré y eso me ayudó más que otras opciones y realmente tonifico mis músculos, pero me di cuenta que no podía hacerlo cuatro veces por semana. No estaba emocionalmente lista para eso. Cada cosa que probaba ayudaba un poco, pero una vez que la dejaba el peso regresaba.
Consulté con mis guías varias veces a través de los años acerca de este asunto y cada vez me decían que el peso no tenía nada que ver con lo que comía y si mucho con mis emociones. "Está bien", me pregunté yo misma, "¿Qué significa eso?". Mis guías tienen una marcada inclinación a darme una respuesta de dimensiones superiores y luego observar como voy a descifrarlo. A veces pienso que ellos lo disfrutan demasiado. En fin, utilizando los principios multidimensionales que altos me habían enseñado especulé que ello significaba que yo debía encontrar el mérito contenido en esa grasa adicional ya que uno de sus principios primarios era que "todo tiene un valor". Así que, la grasa estaba ahí para protegerme de alguna manera y, por lo tanto, la protección tenía su valor.
Escribí un artículo titulado, "El Mérito de estar Gordo" basado en este descubrimiento. Eso me ayudó, pero no resolvió completamente mi problema de peso de ese momento por lo que continué mi búsqueda para encontrar una manera de perderlo ahora.
Durante otra solicitud de ayuda qua hice mis guías me dijeron, en respuesta a mi pregunta de “Cómo perder peso”, que tenía que amar primero esta grasa y una vez que lo hiciera el peso se eliminaría. A esto replique, "¿Están ustedes locos? ¿Han perdido la cabeza o tienen acaso una que puedan perder? Eso tiene que ser Ia cosa más ridícula que pudieron haberme dicho. ,Como pueden esperar qua cualquier persona ame estar gorda?" Si, estaba yo un poco molesta.
Pero, de nuevo, usando los principios multidimensionales que me habían enseñado me propuse aprender a amar mis 30 libras de grasa. "¡Ah, que divertido!" pensé para mi. " Ya podían haberme dicho, 'aprende a amar el estar recogiendo heces de perro'. Fue tan difícil para mi que me rendí varias veces antes de comprenderlo verdaderamente. Ellos me habían enseñado que el amor, el verdadero amor, no es una versión de co-dependencia, es un sentimiento que expresamos a través
de nuestro comportamiento. Está formado por cuatro componentes: confianza, bondad, permitir y aceptar. Por lo tanto, si amaba mi grasa podía expresar este sentimiento como:
Confiar en que mi Alma y mi Niño Interno sabían que estar gorda era para mi mayor beneficio, aceptar que eso tiene un valor y que el valor es la protección,
permitir que esté ahí y no tratar de deshacerse de la gordura porque es de gran valor,
y, mostrar a mi cuerpo la bondad al comprarme ropa muy linda, costosa, tres tallas arriba de mi tata normal con la intención de usarla por el tiempo que fuera necesario.
El permitir y aplicar la bondad fueron los más difíciles porque iban en contra de todo lo que se me había enseñado acerca de estar gorda. Aprender a amar mi gordura fue una tarea mucho más difícil de lo que hubiera imaginado y me tomó un par de años comprenderlo, pero, finalmente, llegué hasta allí utilizando los principios multidimensionales. Finalmente me relajé, comí adecuadamente, me vestí mejor y dejé de obsesionarme acerca de mi peso. ¡Un milagro por cierto! Y el peso permaneció.
Durante ese tiempo hubo grandes cambios en nuestras vidas al mudarnos desde Los Ángeles de regreso a Kansas City a principios del 2001. Un poco después, recibí otra pista para poder resolver el misterio de cómo perder peso.
Desde hacía tiempo sabía que el Ego/Niño Interno jugaba un rol en el aumento de peso pero no sabía exactamente cómo. Mis guías me habían enseñado la perspectiva multidimensional del Ego/Niño Interno y me habían explicado que el Ego era lo mismo que el Niño Interno y que una vez que me diera cuenta de esto podíamos experimentar el auto-amor ya que amarse a sí mismo es la experiencia de querer y procurar el Ego/Niño Interno. Escribí un artículo acerca de eso también. Se titula “¿Acaso es lo mismo el Niño Interno y el Ego?” Si, ellos me dan las cosas y yo las escribo. Ese es mi trabajo.
También explicaron que el Ego/Niño Interno (o, para abreviar: Ego/NI) se ve a sí mismo como nuestro cuerpo físico. ¡Esta fue una excelente pista! Eso significaba que cada vez que yo miraba mi pequeño cuerpo regordete en el espejo y sentía disgusto, mi Ego/NI experimentaba ese sentimiento de estar disgustada con él. También me enseñaron que el único propósito del Ego/NI es la sobrevivencia en el momento y a toda costa. Eso significaba que cada vez que me disgustaba acerca de mi peso mi pequeño Ego/NI entraría en acción y haría algo que me hiciera sentir mejor en ese momento, para que volviera a amarlo de nuevo. Eso se traducía en comer papas fritas o cualquier otra forma de alimento basura reconfortante. Por lo tanto, mientras más a disgusto me sentía más estaba impulsada por mi Ego/NI a comer para encontrar alivio. ¡Qué terrible círculo vicioso! En virtud de que el Ego/NI vive en el momento, el impulso de comer le está pisando los talones a mis pensamientos de disgusto.
La última pieza del rompecabezas para la pérdida de peso cayó justo en su lugar hace varios meses después de que me hicieron la histerectomía y que se me dio, en consecuencia, una terapia de reemplazo hormonal natural (Natural Hormone Replacement Therapy). Aunque el usar hormonas naturales me liberó de los efectos debilitantes del Síndrome de Fatiga Crónica que había sufrido durante varios años como resultado de haberme movido demasiado rápido en el trabajo de compensación emocional, esto no era la respuesta final al tema de perder peso. Una vez más, la pieza final involucraba al Ego/NI. Esta vez tenía que ver con las reservas de energía y por primera vez esta pieza no me llegó a través de mis guías. Lo descubrí como parte del proceso natural de aprendizaje para pensar multidimensionalmente.
Había escrito el artículo titulado “Enfrentando el Miedo al Éxito”, que hablaba del miedo al éxito y utilizaba el Método para la Cuenta de Energía que mis guías me habían enseñado, pero no me dí cuenta de que podía ser aplicado a la pérdida de peso. En este artículo discutía el gasto de energía como se aplica al Ego/NI. El Ego/NI necesita una cierta cantidad de energía cada día para mantener el cuerpo vivo y funcionando apropiadamente. Cuando gastamos demasiada energía cotidianamente, agotamos aquellos niveles más allá del punto crítico. Cuando eso sucede el Ego/NI se mueve hacia lo que llamo el método de maternidad. En el método de maternidad el Niño Interno trata este gasto excesivo de energía como si fuera un embarazo. Cuando las mujeres se embarazan empiezan a aumentar de peso como una protección en contra de la inanición. El Ego/NI siente que está sufriendo de inanición porque demasiada de su energía está yendo hacia otros.
Normalmente hacemos esto porque tememos que si no damos esta energía “al estar o ser para ellos” de alguna manera no vamos a ser amados y aceptados por aquellos a quienes se la estamos dando. Cuando damos este nivel de energía generalmente somos co-dependientes y estamos, de alguna manera rescatando emocional o físicamente a otra persona. El Ego/NI ve cada uno de estos individuos como bebés a quienes estamos alimentando. En otras palabras, mientras más personas cuidemos más bebés existen a los ojos del Ego/NI. En esta conciencia o mentalidad de cuidar al otro el NI tomará cerca del 90% de cada bocado que pones en tu boca y lo va a almacenar como grasa. Cuando vas más allá de tus límites energéticos, el Ego/NI extraerá de estas áreas de almacenamiento la energía que deseas tomar para otros para que puedas sobrevivir y para que continúes amándolo. Por cierto, esto se aplica tanto a hombre como a mujeres. El Ego/NI no ve ninguna diferencia entre el hombre y la mujer, o a los bebés que está alimentando o la energía que está gastando. Esto también se enlaza cuando se está trabajando en demasía o en la falla para delegar.
Tuve que hacer una muy buena revisión en mi para ver dónde estaba yo cuidando todavía. Ahora bien, aquellos de ustedes que han leído mis libros saben perfectamente que me considero como la reina de los cuidadores. ¡Nadie puede rescatar a otros mejor que yo! (risas). Rápidamente pude formular una lista de personas a quienes estaba cuidando de una manera o de otra, en algunas áreas de mi trabajo, en donde necesitaba desesperadamente delegar tareas y responsabilidades a otros.
Antes de continuar déjenme explicar lo que quiero decir por “cuidar” (también vigilar, custodiar). Cuidar en este contexto significa hacer por los otros algo que ellos pueden y deben hacer por ellos mismos. Otra palabra que se puede utilizar es capacitar o facilitar. ¡Caray, aprender cómo no tomar el poder del otro al querer rescatarlo es una tarea difícil para mi! Fui madre desde los 6 años al tener que cuidar de mis hermanos menores. Aprendí a muy tierna edad que el que mis padres me aceptaran dependía de mi habilidad para mantener a mis hermanos menores limpios, a salvo y sin problemas. Mientras mejor lo hacía más me aprobaban. Así que, para mi, el amor y la aceptación estaban atados a la maternidad.
Aprender a deshacer esta creencia ha sido un largo y difícil viaje. Tuve que sentarme y utilizar otros métodos que mis guías me estaban enseñando. Le llamo “El Método de los Derechos/Necesidades/Límites”. Para poder dejar de cuidar/facilitar tuve que ver muy claramente cuáles eran mis derechos como humano, como madre y como mujer, cuáles eran mis necesidades basadas en aquellos derechos y cuáles eran mis límites basados en esas necesidades.
Tomé tres hojas de papel, tracé una línea a la mitad. Del lado izquierdo de la primera hoja escribí, “¿Cuáles son mis derechos?” Del otro lado escribí “¿Cuáles derechos no están siendo honrados?”. En la segunda hoja escribí, “¿Cuáles son mis necesidades y cuáles necesidades no están siendo alcanzadas?”. En la tercera hoja escribí, “¿Cuáles son mis límites y cuáles son los límites que no se están manteniendo?”. Esto fue realmente algo que me abrió los ojos, pero lo más importante fue que me permitió identificarme ahí en donde daba mi energía a otros para poder ser amada y aceptada. Sin este paso, no podía empezar a cuidar realmente de mi Ego/NI porque, por así decirlo, no sabía, dónde o cómo se estaba fugando mi energía. Hacer ese ejercicio me ayudó a precisar el donde y el cómo. ¡Qué estupendo regalo me dieron mis guías! Casi compensó esa respuesta de Amor. (sonrisa).
Una vez que tuve ya muy claro en dónde iba todavía a seguir cuidando y pude dar un paso para establecer los límites, proseguí hasta el paso final de hacer acuerdos. Los acuerdos, tal como he aprendido, son cómo le decimos a los otros, cuáles son nuestras necesidades y límites para que estos no se conviertan en expectativas ocultas. Los he hecho con mi Ego/NI, mi esposo, mi hija, mis amigos, mis clientes y socios en los negocios. Tener acuerdos me permitió honrar mis límites energéticos y ganar el apoyo de los demás al estar haciendo esto.
Conforme avanzaba noté que mi cuerpo empezaba a responder y dejaba ir las libras de grasa adicionales. Hoy día he bajado a la talla 8 de la 12 que tuve. No he hecho ejercicio un mes porque mi bicicleta para ejercitarme está esperando ser reparada, y he estado comiendo alimentos basura casi todas las noches y no he subido ni una onza. Así que, mis guías tenían razón, el problema no es lo que comes, tiene que ver con tus emociones y cómo manejas esas emociones energéticamente.
Seguiré haciendo ejercicio y trataré de comer adecuadamente, pero me doy cuenta que la pérdida de peso o el aumento de peso no se verá afectado en gran medida por lo anterior. Todavía hay mucho más en esta historia, más pequeños detalles que hacen que todo esto tenga sentido, pero este artículo ya es demasiado largo así que guardaré el resto para grabar una audiocinta.
Espero que este artículo los ilumine, los inspire y dé alivio a aquellos que actualmente tienen sobrepeso. Amar a tu Ego/NI... realmente amarlo, te brindará mayores recompensas que todas las dietas, pastillas para adelgazar y horas en el gimnasio juntas. Para mi, el descubrir este conocimiento multidimensional acerca del Ego/NI fue no sólo una solución a mi problema de peso, se convirtió en otra avenida para sentir amor por uno mismo y, por lo tanto, para ascender, y ¿acaso no es eso lo que todos queremos?
En Servicio,
Jelaila Starr
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