Por Jelaila Starr
Aquellos en el camino espiritual que han tomado la decisión de ascender junto
con la Madre Tierra a la 5ta. Dimensión, en algún punto vienen a entender lo que
esta ascensión significa. Se dan cuenta que significa clarificar sus bloqueos
emocionales y tomar las energías más densas contenidas en cada uno y
transmutarlas en compasión. Compasión, como la ciencia descubrió recientemente,
es lo que cambia nuestro ADN. En esencia, decodifica el ADN.
Para clarificar nuestros bloqueos emocionales debemos integrar los miedos que
los crean. En este artículo, explico como usé las herramientas (Las Guías
Multidimensionales de la Compasión) otorgadas por mis guías del Consejo Nibiruano
para empezar a clarificar las capas de mis bloqueos emocionales acerca del
compromiso para que pudiera abrir mi corazón a una relación. Espero que te ayude
a hacer lo mismo…Jelaila
En una calurosa y airosa tarde de Las Vegas en enero de 1998, mi compañero de
vida, Jonathan y yo intercambiamos promesas. En el silencio de una encantadora y
pequeña capilla, rodeados de nuestros mejores amigos, prometimos amarnos y
honorarnos hasta que la muerte nos separara. Acordamos estar comprometidos en
cuerpo, mente y alma a esta unión que estábamos creando en ese día especial.
Mientras iba caminando de la capilla en el brazo de mi guapo compañero, nunca
sospeché los miedos que tendría que enfrentar en los meses siguientes para poder
conservar ese compromiso.
Seis meses después en junio, decidimos que mudarnos a Los Ángeles (la ciudad
natal de Jonathan) era el siguiente paso en nuestro camino espiritual. Con gran
trepidación y tristeza, vendí mis muebles, empaqué mi cristalería, besé de
despedida a mi hijo menor y volteé mi cara hacia un futuro incierto. Desde que
tengo uso de memoria la ciudad de Los Ángeles me había representado mucho miedo.
¿Por qué?, no lo puedo decir. Nunca había deseado visitarlo y mucho menos vivir
ahí, y entonces ahí estábamos, el fin de semana del 4 de julio, mi querido gato
Biijai dormitando en la ventana trasera del coche, y mi nuevo esposo a mi lado,
manejando las 1700 millas al soleado L.A.
Estaba emocionalmente de acuerdo con esta mudanza hasta que llegamos al límite
de la ciudad y vi la señalización que decía “Entrando a los límites de la ciudad
de Los Ángeles”. Entonces como una escena bizarra de una película de ciencia
ficción, sucedió. Una nube de energía negativa descendió sobre mí devorándome en
su neblina terrorífica. De repente sentí que no podía respirar. Bajé rápido el
vidrio de la ventana luchando por tomar aire. Por dentro, forcejeé frenéticamente
sintiéndome como un animal enjaulado contra su voluntad. El dolor emocional
amenazó con consumirme.
Cuando miré a Jonathan, vi una mirada de felicidad y alivio en su cara. Él
estaba sintiendo lo contrario. ¡Él estaba finalmente en casa! Qué increíble, uno
de nosotros estaba extasiado de felicidad y el otro emocionalmente ahogado
mientras entraban a otra “Noche oscura del alma” ¡Apenas y pude contenerme de ir
hacia su asiento y estrangularlo! Así fue mi bienvenida a la ciudad de las
películas.
Varios días después, el resto de mis pertenencias llegó en camión desde Kansas.
Mi cristalería, ropa y otros accesorios personales llegaron intactos. Había sólo
una catástrofe menor, y estaba detrás del comienzo de lo que se volvería mi
salpullido del anillo de compromiso. Abrí uno de los pequeños refractarios de
plástico que contenían mis cosméticos y artículos personales sólo para encontrar
que la cera que uso para depilarme se había vertido. ¡Qué desastre! Usé un
líquido llamado Goof-Off para remover la goma. Recuerdo haberme dicho a mi misma
cuando estaba sentada en el piso afuera del baño, que debería quitarme mi anillo
antes de empezar la limpieza, pero ese pensamiento se fue de mi mente tan rápido
como entró.
Dos días después, me desperté con un fuerte salpullido debajo de mi anillo de
compromiso. Las numerosas ampollas pequeñas no eran solamente dolorosas sino que
picaban horriblemente. Formaron un círculo alrededor de mi dedo. Inmediatamente
lo atribuí al limpiador que había usado, y silenciosamente me regañé por no
haberme quitado el anillo antes de empezar a limpiar la cera. Me levanté y me
puse una crema anti picazón. Esto, de alguna manera me alarmó porque nunca había
experimentado algo como eso antes.
Decidí no quitarme el anillo porque sentí que la crema arreglaría el problema
pero no lo hizo. Una semana después estaba todavía ahí. Finalmente me quité mi
anillo porque el dolor de las ampollas se había vuelto insoportable. Me paré por
mi cama y me quité el anillo de mi dedo mientras mis ojos se llenaron de
lágrimas. Me sentí como un fracaso total. Dentro de mi, sabía que este salpullido
no había sido causado por el limpiador, sino que había sido causado por mi miedo
al compromiso, mi miedo a estar casada.
Después de varios días de negación, finalmente me abrí y hablé sobre el
salpullido. Con lágrimas de frustración, confesé que no sabía qué hacer. Había
intentado lavar el anillo profesionalmente, sumergirlo en alcohol, peróxido de
hidrógeno, agua hirviendo pero nada ayudaba. Cada vez que trataba de usar mi
anillo, el salpullido persistía. Sólo cuando me lo quitaba por varios días, las
ampollas se secaban, se me quitaban las escamas y la hinchazón desaparecía.
Las semanas se volvieron meses y yo todavía no podía usar mi anillo de
compromiso por más de unas horas sin que mi dedo volviera al maldito salpullido.
Era embarazoso estar en público con mi dedo rojo e hinchado y mi anillo de
compromiso en mi mano derecha. Sentía que tenía un signo sobre mi cabeza que
decía “Fracaso marital. No se puede comprometer” Estaba llena de miedo,
remordimiento, culpa y vergüenza.
Por supuesto, otra manifestación de este miedo al compromiso comenzó a aparecer.
La intimidad en nuestro matrimonio desapareció. Era difícil ser sexual cuando
estás consumido con culpa porque tu pareja sabe que estás conservando alguna
parte de ti cerrada.
Los dos empezamos a subir de peso y enfermarnos. Jonathan tuvo congestión de
pulmón y tos crónica y, si esto no fuera suficiente, su depresión regresó
dejándolo sin hacer nada por días durante un tiempo. Yo, por otra parte, tuve la
articulación de mi rodilla izquierda tan hinchada y con tanto dolor que no pude
caminar por días aparte de un dolor severo en la parte alta de mi espalda. A
veces mi espalda alta y los músculos del cuello se me ponían tan tensos que se
espasmaban causándome dolores de cabeza que duraban tres días y que no se
quitaban ni con Tylenol o Excedrin para migrañas.
A finales de agosto, Jonathan había tenido que enfrentar el hecho de que su
compañía de 12 años estaba a punto del fracaso. Se había asociado con dos
personas varios meses antes porque quería retirarse. Ellos habían acordado
comprarle la compañía, pero antes de que el trato estuviera hecho, tomaron
algunas malas decisiones de negocios. Jonathan enfrentó una ruina financiera pues
no le habían pagado y la compañía estaba todavía a su nombre. Como si no fuera
suficiente, esta situación lo mandó directo a una depresión donde se quedó por
meses. En pocas semanas lo vi transformarse del fuerte, poderoso y exitoso hombre
de negocios a un compañero destruido, deprimido y sin esperanza. Su vida estaba
en ruinas y yo estaba ahí sólo para recordarle las cosas que ahora no podía
proveer.
Empecé una cruzada personal para salvar a mi marido, nuestro matrimonio y a mi
misma. Empecé a cuidar de Jonathan. Cada vez que se deprimía, trataba de
ayudarle a ver el valor en la pérdida de su compañía y nuestra ruina financiera
para que saliera adelante, pero entre más empujaba, más se resistía y sumergía en
su cueva. Sentía que tenía todas las respuestas y que si tan sólo me escuchara e
hiciera lo que yo decía, él, y nosotros, estaríamos bien. ¡Hablando de
desilusiones! Mis guías han de haber estado agitando sus cabezas asombradas
pensando que todo su entrenamiento había sido para nada. *sigh…*
Después de varias semanas sin ningún cambio, empecé a creer que él quería seguir
quedando como una víctima, ahogándose en la autocompasión. No quería levantarse
y seguir adelante. Entre más se resistía a mis intentos por cuidarlo, más me
aterraba y enfurecía. Me volví muy crítica sobre él y todo lo que hacía. Con todo
mi entrenamiento en conocimiento de dimensión más alta, no podía cambiarlo sin
importar que tan duro lo intentaba y finalmente tenía que admitir mi derrota.
Comprendí que su depresión, sentimientos de derrota, auto odio, sobrepeso y
enfermedades estaban más allá de mi habilidad para resolverlas. Pensé que nuestro
matrimonio había terminado, y por ende era tiempo de que me marchara. No me daba
cuenta que él me estaba reflejando.
Una vez que me rendí, lloré desesperadamente las noches siguientes. Estaba
realmente asustada y el salpullido en mi dedo se expandió al siguiente. Extrañaba
Kansas, tenía el corazón roto, había dejado a mi amado niño tan lejos y me sentía
fracasada en mi matrimonio. Fue uno de los periodos más bajos de mi vida, me
llené de helado y papas fritas.
Finalmente recobré mis fuerzas porque soy una sobreviviente de corazón. Hice la
única cosa que mi entrenamiento me había enseñado a hacer y que era pedir ayuda a
mi Alma y después mantenerme abierta y dispuesta a seguir su consejo. Había sido
bien entrenada en esto desde que empecé mi trabajo para el Consejo Nibiruano hace
algunos años y sabía que cuando todo lo demás fallaba, era la única cosa con la
que podía contar inequivocadamente. Entonces llamé a mi Alma y le dije “Maebel
Lee, ¿de qué se trata? ¿Por qué no puedo hacer que esto se vaya? ¡Quiero salir de
este infierno pero no puedo ver ninguna salida! ¡Por favor muéstramela!
Mi Alma respondió de inmediato a mi solicitud mostrándome mi reflejo en el
comportamiento de mi esposo. Desafortunadamente, estaba muy ciega para verlo,
pero mi Alma no se rindió. Los síntomas físicos continuaron durante los meses de
septiembre y octubre. Finalmente, a principios de Noviembre después de mucha
lucha y dolor. Lo conseguí.
Había sido invitada por Standing Elk a dar la Conferencia del Conocimiento de la
Estrella en Sedona, Arizona. El día que nos fuimos a la conferencia, me puse mi
anillo de compromiso en la mano derecha. Planeé regresarlo al dedo adecuado justo
antes de mi presentación el sábado y mantenerlo ahí hasta que me fuera a la
conferencia en la tarde. De esa manera podría esconder el hecho de que había un
problema en mi matrimonio. Pero algo pasó el sábado en la mañana que eliminaría
por completo la necesidad de cambiar de dedos.
Mi Alma me dio un sueño que me puso en contacto con los miedos que estaban
causando el salpullido. Soñé con mis padres y su matrimonio, finalmente entendí
que mi miedo al compromiso y el salpullido de mi anillo venían de mi miedo a
terminar como ellos, ya que su matrimonio podría compararse a la guerra civil.
Estaba subiendo de peso y me juzgaba por eso. Y temía que Jonathan me rechazara
y criticara por esto, como mi madre lo había sido por mi padre. Mi madre era una
mujer bella y delgada cuando se casó pero en un lapso de 5 años se volvió gorda,
enfermiza y amargada. Su matrimonio se había vuelto una prisión y sintió que con
4 niños, no había salida. Solía decirme a mi misma “Dios, no me dejes terminar
como mi mamá”. Ahora ¿no era exactamente así como estaba?
Mi padre no podía soportar la figura de la gente gorda, lo hacían sentirse
enfermo, y aquí estaba él con una esposa a la que ya no se sentía atraído, pero
que no podía dejarla sin sufrir un destino peor de culpa abrumadora. Su salida
fue esconderse en sus libros y trabajo dejando a mi madre abandonada, resentida y
rechazada. Para mi, su vida en pareja fue un destino peor que la muerte. Por
supuesto que apenas y tenía 25 años cuando ya había caído en el matrimonio.
Mientras pensaba en todo esto, me daba cuenta que la respuesta tenía que ser
encontrada en cambiar mi comportamiento y perspectiva sobre este asunto. Si podía
cambiar la manera en la que veía nuestros síntomas, integraría el miedo que me
representaban aparte de liberarme de esta Noche Oscura del Alma.
Entonces empecé una vez más, a usar mi entrenamiento empezando con el
salpullido, tomé cada síntoma a través de la Fórmula de la Compasión. Encontré la
lección que el salpullido estaba ayudándome a ver. Me estaba mostrando que tenía
miedo de un compromiso tan grande y que no tenía acuerdos con mi niño interior o
mi pareja para enfrentarlos. Entonces hice el acuerdo con mi niño interior de
aceptar el sobrepeso como su manera de proteger nuestro cuerpo hasta que yo
pudiera hacerlo por nosotras.
Vi el dolor en la parte alta de mi espalda como mi maestro, enseñándome que
cuando tomo la responsabilidad por el estado emocional de alguien más, esa carga
se vuelve muy pesada y después de un rato, muy dolorosa. No necesitaba arreglar
el dolor de Jonathan.
El dolor en el cuello me estaba enseñando lo terca que era acerca de soltar y
permitir que Jonathan estuviera en su depresión y dolor. No quería sentir su
dolor, así que trataba de sacarlo de ahí. No lo estaba aceptando como era, pero
en vez de eso, estaba intentando que fuera de la manera que yo quería que fuera.
No muy amoroso de mi parte.
Y finalmente, estaba el dolor en la rodilla. Wow, qué maestro. Me estaba
mostrando que en realidad tenía miedo de cambiar de dirección y crear una manera
nueva de ser, una manera que permitiera a los otros ser quienes fueran y estar en
su dolor sin que yo los rescatara. Era acerca de aprender a permitirles estar en
sus lecciones sin intentar sacarlos de ahí.
Y entonces ahí estaba la depresión de Jonathan, que era a la que más temía.
Encontré que el valor de su depresión era que le permitió evadir el dolor de su
culpa y vergüenza y sobrevivir hasta que pudiera hacerse responsable de sus
elecciones y encontrar el valor en ellas. La depresión fue una especie de morfina
y le ayudó a pasar por las semanas de infierno después del colapso de su mundo.
Una vez que entendí estas cosas, ya no rechazándolas sino valorándolas, sentí un
gran aprecio por Jonathan y el rol que había estado actuando para mi. Por llegar
a ser el epitoma de todo lo que temía en una pareja — enojo, depresión,
debilidad, sobrepeso y enfermedad, me dio la oportunidad de experimentar mis
peores miedos e integrarlos. Ahora que aprecio esos síntomas en él y en mi misma,
ya no les temo o temo ser rechazada por ellos. Cada uno de ellos tuvieron gran
valor como maestros. Y gracias a estos miedos, manifestándose como estos
síntomas, debido a lo que mis padres habían experimentado y nunca hasta estos
días resuelto, encontré la razón por la que temía al compromiso. Pero ahora que
encontré el valor en ellos, ya no temo al compromiso. ¡El miedo que me había
encarcelado en mi Noche Oscura del Alma me había liberado!
Silenciosamente, en mi corazón, tomé a Jonathan a través de la Fórmula de la
Compasión y entonces lo liberé del rol. Después, hablé con Jonathan diciéndole de
mi sueño y mi realización. Le agradecí por amarme lo suficiente como para
enfrentar la enfermedad, el sobrepeso y la auto condenación que sufrió para que
yo pudiera aceptar ese comportamiento y ya no temerle. Sentí gratitud y aprecio
dentro de mi corazón.
Mi Noche Oscura del Alma había terminado y había sido una lección muy poderosa
sobre el compromiso. ¡Whew! Pero ahora sabía con certeza profunda que Jonathan
me amaba y que me podía comprometer en nuestro matrimonio. Puse mi anillo de
compromiso de vuelta en su dedo y caminé hacia el brillo de una bella mañana en
Sedona.
Han pasado casi dos años desde esa Noche Oscura del Alma y el salpullido ha
regresado de vez en cuando junto con otros síntomas. Cuando por primera vez
regresaron, estaba bastante enojada sintiendo que había retrocedido y toda mi
clarificación y trabajo de integración habían sido en vano. Pero una vez más mis
guías vinieron en mi ayuda y me explicaron por undécima vez que nuestros miedos
están contenidos en bloqueos emocionales que forman cebollas. Con cada
experiencia, integramos y pelamos otra capa. Frecuentemente olvidamos esto.
Jonathan y yo usamos nuestro entrenamiento en las Guías Multidimensionales de la
Compasión para enfrentar cada lección y haciéndolo así aumentamos nuestro nivel
de confianza y compromiso hacia nosotros. Hasta hoy, Abril 11, 2000, solamente
experimentamos estos síntomas de vez en cuando. Cada vez que una nueva capa viene
a ser liberada. Hemos aprendido a aceptarlo y a no preocuparnos por eso porque no
hay un lugar más seguro donde podamos estar que en nuestro matrimonio.
Sorprendente, ¿no?
Resumen: Siento que sería de ayuda esquematizar los pasos que me tomaron
integrar mi miedo al compromiso. Aquí están:
1. Usando los pasos de la Fórmula de la Compasión, le pregunté a mi Alma que me
mostrara la lección que estaba tratando de aprender. Le pedí que me la enseñara
en 24 horas o menos y de una manera que no pudiera malinterpretarla. También
agregué un adendum solicitando que si por alguna razón no la veía, me la siguiera
mostrando hasta que me diera cuenta o ya no quisiera recibirla. (Mi Alma me la
mostró de inmediato. Solamente que no la podía ver)
2. Permanecí abierta para ver la respuesta (lee La Llave para Abrir la Puerta).
También busqué la conexión entre mis síntomas físicos y mi lección, por ejemplo,
miedo. Usé el libro de Louise Hay, Sana tu cuerpo para darme algunas pistas. Mi
Alma me dio el resto.
3. Usando el segundo paso de la Fórmula de la Compasión busqué otros actores en
esta lección y encontré que mi esposo estaba actuando el rol de mi peor pesadilla
marital.
4. Permanecí abierta y esperando que el tiempo pasara para que mi niño interior
pudiera ver que podía sobrevivir a esta experiencia (lee La relación Alma/Ego).
Durante este tiempo tuve conversaciones frecuentes con ella para permitirle
expresar sus miedos acerca de esta situación continua. Al final de cada
conversación confirmamos nuestro compromiso de continuar con la lección hasta que
el miedo se hubiera ido (No siempre fácil, pero simple de hacer).
5. Continúe preguntándole a mi Alma por la respuesta y cuando había pasado
suficiente tiempo para que mi niño interior supiera que había sobrevivido y que
podía continuar sobreviviendo con este miedo, la respuesta vino otra vez en la
forma de un sueño claro acerca de mis padres.
6. Con el entendimiento del sueño, estaba dispuesta a ver el aspecto de mi que
Jonathan estaba reflejando a través de su comportamiento. Estaba dispuesta a ver
que durante 4 meses había experimentado este miedo y había sobrevivido. Hablé con
mi niño interior y acordamos que no había necesidad de temer esto más, y
haciéndolo, integramos este miedo. También cambiamos nuestro comportamiento.
Empezamos a permitir que otros sintieran su dolor sin necesidad de repararlo.
Esto eliminó los síntomas que estaba teniendo.
7. Liberé a Jonathan de su rol desde mi corazón. También me liberé a mi misma.
8. Lección completa.
Jelaila Starr
Consejo Nibiruano
www.NibiruanCouncil.com
Posdata: Las herramientas mencionadas son el entrenamiento que recibí de mis
guías y están escritas como las series de panfletos tituladas Las Guías
Multidimensionales de la Compasión. Son las herramientas de la dimensión más
alta dadas a mi por mis guías del Consejo Nibiruano de la 9D y han cambiado mi
vida.
Puedes obtener más información acerca de estas herramientas poderosas en
nuestra página web:www.NibiruanCouncil.com
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